Matéria original: https://rosasparalagospa.com/2014/10/17/medjugorge-y-el-futuro/
El hombre ha querido crear un mundo sin Dios, y al hacerlo ha desencadenado dinámicas perversas que pueden apreciarse en cualquier ámbito de la vida. Medjugorje viene a despertar las conciencias; es como una campana sonando en el silencio de la noche.
Los griegos pensaban que el hombre está ligado fatalmente por su destino, del que no puede librarse, por lo que su futuro está ya escrito. El cristianismo termina con esa tiranía del destino al introducir la libertad como don esencial de Dios al hombre, imagen de la divinidad en la naturaleza humana. Por su libertad, el hombre puede vencer al destino, que queda reducido a ser el conjunto de tendencias que la propia acción del hombre imprime en la organización social y en la naturaleza, o a nivel individual en su propia vida, tendencias que pueden producir determinados efectos si son dejadas a su libre juego, pero que pueden ser reconducidas por la libertad humana del mismo modo que fueron creadas por ella.
Lo importante es tener en cuenta que nada está dicho sobre el futuro, si bien es cierto que la acción del hombre sobre la naturaleza y sobre la propia organización social ha puesto en marcha una serie de tendencias, de dinámicas, que pueden tener efectos catastróficos si no son corregidas, aunque siempre pueden serlo.
Esas tendencias conducen hoy tal vez a la catástrofe, aunque no inevitablemente. Conducen a la catástrofe porque provienen de una voluntad humana que ha querido ser autosuficiente, prescindir de Dios, construyendo un mundo puramente humano del que Dios está ausente, y el hombre dejado a sus propias fuerzas ha construido un mundo lleno de desequilibrios y contradicciones que pueden terminar destruyéndolo.
En esta tesitura, Medjugorje viene a despertar las conciencias; es como una campana sonando en el silencio de la noche. La Iglesia debate en este momento su posición sobre la realidad de las apariciones, y es necesario respetar sus tiempos y, evidentemente, su dictamen, en la confianza de que contará con la iluminación del Espíritu al darlo. Pero el mensaje ha movido a millones y millones de personas católicas y no católicas a lo largo de los últimos 33 años, y lo ha hecho tanto por la fuerza de su contenido como por su carácter de extrema urgencia, por lo que merece ser objeto de atención.
Medjugorje pone ante nosotros la realidad de esas dinámicas autodestructivas, y lo hace con premura, pero al mismo tiempo nos recuerda que el hombre puede vencer al destino si no pretende hacerlo sólo –tal como lo ha edificado – y cuenta para ello con Dios. Medjugorje nos pide que nos pongamos en manos de Dios para torcer el destino que hemos creado y tener la posibilidad de evitar, total o parcialmente, las consecuencias de las dinámicas que hemos puesto en marcha:
– “Dios quiere salvarlos y les envía mensajes a través de los hombres, de la naturaleza y de muchos otros medios, que ciertamente pueden ayudarlos a comprender que deben cambiar el rumbo de sus vidas”
– “Deseo que comprendan la gravedad de la situación, y que gran parte de lo que suceda depende de su oración”
– “Los invito a comprender la importancia de mi venida y la gravedad de la situación. Quiero salvar a todas las almas y ofrecerlas a Dios. Por eso, oremos a fin de que todo lo que he iniciado pueda ser plenamente realizado”
– “Olviden sus deseos y oren para que se cumpla la voluntad de Dios y no la de ustedes”
– “La oración es el único medio para salvar a la especie humana”
– “Los invito a abrirse enteramente a mí, para que a través de cada uno de ustedes yo pueda convertir y salvar este mundo donde existe tanto pecado y tanta maldad”
– “Mi presencia en medio de ustedes es una gracia. Por lo tanto, por su propio bien, acepten y vivan mis mensajes”
– “Queridos hijos, estos son tiempos especiales, y es por eso que estoy con ustedes, para amarlos y protegerlos”
– “Este es un tiempo muy especial. Por eso estoy con ustedes”
– “Los invito a que se abran a mí y se conviertan entre mis manos en instrumentos para la salvación del mundo”
– “Miren a su alrededor, queridos hijos, y verán cómo el pecado se ha apoderado de la Tierra”
– “Comprendan que Dios ha elegido a cada uno de ustedes para colaborar en un gran plan de salvación de la humanidad”
– “¡Sacrifiquen sus vidas por la salvación del mundo!”
– “¡Decídanse! Este es tiempo de decisión”
– “Queridos hijos, los invito a reflexionar sobre su futuro. Están creando un nuevo mundo sin Dios, únicamente con sus propias fuerzas. Por eso se encuentran insatisfechos y sin alegría en el corazón”
– “Únicamente con el amor y la oración pueden vivir este tiempo que les ha sido dado para la conversión”
– “Hijos míos, ¿no reconocen los signos de los tiempos?”
– “Por el ayuno y la oración se pueden detener las guerras, se pueden suspender las leyes de la naturaleza”
– “Dios les ha dado el libre albedrío para elegir la vida o la muerte”
– “Que este tiempo sea un tiempo en que cada uno de ustedes entregará y distribuirá paz a los demás”
En definitiva, el hombre ha querido crear un mundo sin Dios, y al hacerlo ha desencadenado dinámicas perversas que pueden apreciarse en cualquier ámbito de la vida, tanto individual como colectiva. Pero el destino no está escrito y Dios trabaja por nosotros. Ahora bien, Dios respeta escrupulosamente la libertad del hombre, hasta el punto de que lo ha hecho libre “para elegir la vida o la muerte”, y por lo tanto exige nuestra colaboración activa. La colaboración fundamental del hombre en esta obra de la sinergia divino-humana es la conversión y la oración; si el hombre acepta la obra de Dios y conforma a ella su voluntad, la sinergia puede obrar milagros: “por el ayuno y la oración se pueden detener las guerras, se pueden suspender las leyes de la naturaleza”; “la oración es el único medio para salvar a la especie humana”. Confortados por esa confianza, Medjugorje nos pide que colaboremos para extender esa conversión a todos los hombres.
En Medjugorje encontramos también grandes mensajes de esperanza:
– “Reconciliasen y ayuden con sus vidas a hacer reinar la paz sobre toda la Tierra”
– “Medjugorje es un signo para todos ustedes, y una invitación a orar y a vivir los días de gracia que Dios les está dando”
– “Permanezco con ustedes y los guío hacia un tiempo nuevo, tiempo que Dios les ofrece como una gracia para conocerlo mejor”
– “Amen y no teman, hijos, porque no existe miedo en el amor. Si sus corazones están abiertos al Padre y llenos de amor por Él, ¿por qué tener miedo de lo que podría suceder? Temen aquellos que no aman, porque esperan los castigos y saben cuán vacíos y duros son”
– “A través de ustedes deseo renovar el mundo. Comprendan, hijos, que ustedes son la sal de la tierra y la luz del mundo”
– “Dios me ha concedido este tiempo como un don para ustedes, a fin de que yo pueda instruiros y conduciros por el camino de la salvación”
Según esto, la reflexión esencial no es la relativa a si estamos o no frente a un futuro catastrófico. A través de María, el Padre nos urge a unir nuestra voluntad a la suya para evitar las consecuencias a las que las dinámicas que hemos puesto en marcha pueden conducirnos, y eso es lo esencial. Simplemente eso, que ya es mucho. Nos da una fórmula para ello: “Olviden sus deseos y oren para que se cumpla la voluntad de Dios y no la de ustedes”, es decir, olviden el orgullo que los ha llevado a pretender la autosuficiencia, unan su voluntad a la de Dios y oren para que, habiendo así manifestado su libertad, su renuncia a esa autosuficiencia, Dios pueda enderezar lo que el hombre ha torcido.
Autor: Pedro Abelló